miércoles, septiembre 02, 2009

Tan solo por estar

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Inmenso el día zumba contra mis orejas;
atruena como un dios atrapado de pronto por un ala en la jaula del mundo.
Dorado su desvarío hasta raspar, vertiginoso hasta romper los bordes.
¿Y ahora qué reclama con esta furia de abejorro descomunal que arrastra el cielo?
¿Es sólo contra mí tanto escándalo en alto, tanto esplendor en guerra?
¿Qué mas debo acatar aparte del pedregal en la cabeza, la soga en los tobillos y el agujero a través de cada mano?
Acaso me reproche mi ración en el reparto de las permanencias,
acaso esté juzgando solamente mi costado visible,
ese que se abre paso entre bloques de oscuridad y avanza sin sber
lo mismo que la proa encandilada de un navío fantasma.
También tú, día cruel, tan fatuo como yo, como la máscara de lo nunca visto,
eres el turbio vaho, apenas la emanación de un yacimiento sumergido,
el sol inacabado que al asomarse oculta los otros soles de la lejanía.
hemos llegado aquí sin memoria que corra hacia después,
sin contraseña alguna que nos justifique haste el final del juego.
Tu color es igual al de cualquier anónima y oscura traficante de tiempos.
Pero no hablemos por eso de no estar, ni tampoco siquiera de ser otros,
fatales, nacesarios, previstos en las mareas de la historia y el vuelo de las aves,
porque tal vez seamos también ineludibles,
ambos incluídos en la turbulencia de la primera ola, en el hervor del verbo,
ambos golpeando juntos sobre la misma playa en los vaivenes del retorno,
hasta el último día, hasta el último náufrago.
Porque tal vez quién, cuándo y dónde sean las variaciones de una sola sustancia,
estados en suspensión hasta el fin del recuento.
No me apartes entonces con esta sacudida de trapo huracanado contra el rostro.
No me arrojes de ti lo mismo que si fuera una lapa insidiosa,
tu adherencia superflua, un fanático error de cada hora incrustado en la roca.
No lograrás excluirme aunque me lleves en vilo entre el pulgar y el índice,
aunque me balancees y me dejes caer sobre mi mismo.
A oscuras, contra la loza, desasida.
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Num. 18 de La noche a la deriva (1984)

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola soy antonela, te cuento que debo hacer un trabajo para el colegio sobre Olga Orozco y no encuentro mucha informacion acerca de su vida, ideologia politica, temas que abarca y tantas otras cosas. Ademas debo elegir 4 poesias cortas y analizarlas por completo. ya sea metricamente como que quiso decir con ese poema.
Tal vez tus conocimientos puedan ayudarme.
desde ya miles de gracias..
te dejo mi msn por si podes ayudarme..

anttitoo__@hotmail.com