sábado, octubre 04, 2008

No hay acceso

Entre mi mano y el objeto que le sale al encuentro a duras penas
-la aguja en el pajar, la llave prodigiosa en la corriente,
la perla que deslumbra como una aparición bajo el temblor del médano-
surge siempre otra mano que se adelanta al juego de mi mano,
que se ajusta como un molde feroz a esas milagrosas condensaciones del deseo
y arrebata de un golpe mi frágil pertenencia
como si retirara la ganancia de una ignorada apuesta con mi dócil destino.

Entre mi mano y el objeto a su alcance, sin búsqueda y sin pena,
-la mesa como fiera al acecho, la silla con su recóndita intención de vuelo,
la lámpara santificada por su aureola de papisa doméstica-
surgen siempre otra mesa, otra lámpara, otra silla, envueltas en el color de otro lugar;
depósitos de visiones adulteradas por pérdidas y olvidos,
todo un desfile irreal que me impide llegar como un telón al fin de cada viaje.

Entre mi mano y el objeto atrapado después de un ímprobo combate
-el vaso en cuyo fondo se abre la flor de las orillas imposibles,
el guijarro que late como un pájaro, la cucaracha que me suspende por los pies-
surgen siempre unas densas envolturas de cristal o de hielo,
distancias transparentes que interponen su levedad como un sueño infranqueable,
y rechazan mi última inmersión en el secreto corazón de las cosas.

Entre mi mano y otra mano que se aproxima para la permanencia o el adiós,
no hay más que divisiones ilusorias, espejismos del verbo en cada nombre,
destinos que sólo son fragmentos en custodia del estallido de los cielos
pugnando por reintegrarse a la sustancia intercambiable y única de Dios;
pero surgen consignas como lápidas, cuerpos atrincherados en huesos solitarios,
hogueras y glaciares que trazan sus fronteras y me señalan mi lugar.

Y no hay ningún acceso,
ninguna superficie permeable bajo el guante de estupor adherido a esta mano
que se desliza, ajena, contra la amurallada dureza del planeta.

Num. 5 de La noche a la deriva (1984)

1 comentario:

Ana dijo...

Querido Jorge,
Estuve dos días en Buenos Aires y ahora estoy en otra ciudad, en un ciber, al lado d e un chico que esta HABLANDO con otra tal Ana, y ya me tiene confundida, no puedo concentrme en nada. Encontré material en Buenos AIres, incluso hay más en una hemeroteca, a la que no pude ir. Será para otro viaje. No tengo acá el detalle, para cosultarte si lo tienes o no. Hice fotocopiar lo que me parecía dentro del poco tiempo que tuve. Lo que yo estoy leyendo es el Estudio Preliminar de Cristina Piña en uno de los libros, que a mí sí me interesa. Una pequeña entrevista de María Esther Gillio me pareció muy jugosa, pero es posible que la tengas, ya que fue originalmene publicada en Página 12 y debe estar en la red. Increíblemente, en un Biblioteca me atendió una mujer que la conoció, y me contó cosas... Fue una linda experiencia. Trataré de ubicarla una próxima vez.
Bueno, era sólo darte esta noticia. Me pesqué una especie de disfonía, tos, etc. por el cambio de clima (un día rotundamene primaveral, otro frío...) y no me siento bien. Iré a que mi-mamá-me-mime...

Un beso